Tierra de locos guiados por corazones envejecidos y llenos de rencor.
El tiempo no perdona; las heridas dejan profundas huellas del dolor y sufrimiento de aquel que las hizo.
¿Cuál es la diferencia?
¿Quién osa dictar las reglas de la batalla?
No hace falta sangrar para saber que te han herido,
no hace falta que lloren tu muerte para saber que caíste.
La suerte no siempre está del lado de los que la merecen.
Si hemos de luchar, que sea por algo que realmente valga la pena.