Veo perspectivas que antes no concebía. Saco partido aunque tenga que comerme mis palabras. Y, lo más importante, elaboro conclusiones, a pesar del tiempo, porque mis ideas se ordenan.
La protección no nos ayuda. No intentes enseñarme cómo se siente y, después, me impidas experimentarlo sólo porque duela.
No evites verme llorar; no me hagas reír. Valoraré mil veces tu hombro si me haces pensar una vez más.
Siento gritarte en la cara lo que hacía mucho tiempo que deseaba oírme decir.
Gracias por enseñarme a pedir ayuda, porque me hace ser mucho más fuerte.