Bueno, pues toca volver a la realidad.
Al menos, nos queda lo bien que lo hemos pasao...
Qué pena que las fiestas del pueblo no duren una semanita más.
Porque, parece mentira, pero hace unos años decíamos que el pueblo era una especie de "gran hermano", y, es que, te olvidas tanto del mundo exterior, que lo único que te preocupa estando allí es si queda alcohol en la peña pa´ beber esa noche, quién ha ganao el torneo de guiñote o qué modelito me pondré pa´ bajar a la plaza con la orquesta.
Pasamos de la peña de las pulgas a la compartida con el jodido ovejo...
Y, qué sería de nuestro verano sin el "lagarto, lagarto" cada vez que pasaban las putas, las pedradas a las 8 de la mañana, sin ver a papa-pichote preocupándose de nuestros queridos niños, o al Tomás diciendo "soy pacifizta"... Sin olvidarnos del "ueee" como saludo oficial, de la ostia que Ainhoa le dio a la Abducida y le saltó las gafas en el campanario, de los pitis en la casa del médico pa´que los papas no nos vean, de las apuestas pa´ ver quién se atreve a bailar con el Pedrolo, de los empujones que nos daban cuando cantaban alguna canción de Barricada, de cuando nos escapamos a Fuentetovar a las fiestas y nos pillaron, de " al iguaaaal", de Mari-Men-Macho, de los "machacaos" con ron velero que nos dejaba el pega-pega en las manos...
O de cuando David "cogió frío" de tanto que bebió...
En fin... Demasiados recuerdos pa´ pocos días.
Al año que viene, más y mejor.
Como dicen Ixo Rai:
"Como todos los meses de agosto, al llegar la fiesta mayor..."