Sólo es una pequeña sensación que indica que falta algo.
Sabes que tienes algo pendiente, pero no consigues recordar qué es; no consigues recordar por qué...
Y, cada vez que ese nudo en el estómago da una vuelta más, caes en la cuenta de que puede que tus palabras no fueran las más acertadas, pero tus ideas son bastante respetables.
Es lo que tiene el no juzgar: te olvidas de luchar o, en todo caso, la voz de tu conciencia te impide hacerlo.
Se supone que al final todos ganan...
Se supone.
Como dicen en una de mis películas preferidas:
" Para volver hay que tener la libertad suficiente, porque, si algo te ata, considerarás la vuelta como una rendición".
En este caso no se trata de volver, ni de rendirse.
Acabamos citando de nuevo a Porta:
"...el infinito existe, pero me queda lejos... me gustaría saber qué hay al otro lado del espejo..."