Es emocionante ver cómo reflexiones increíblemente ciertas surgen de la nada y se pasean por tu mente sin darte la oportunidad de captarlas. Un sólo segundo basta para que aparezcan.
Son caprichosas: cuanto más las deseas, más se esconden. Nos limitamos a esperar.
Nuestra vida está llena de esperas inútiles y a la vez productivas, odiosas y en cierto modo deseadas. ¿O debería decir esperadas?
El caso es que en cualquiera de estas esperas puede que surja una gran reflexión. Hasta entonces, seguiremos expectantes ante la posibilidad de escribir un buen texto sin la incertidumbre de una voraz crítica que frustre nuestras ansias de fantasía y, como no decirlo, ansias de reflexión.
Como afirmó Sócrates, las ideas anidan en nuestro cuerpo, solo debemos aprender a encontrarlas. Una gran reflexión no es fruto sino del autodescubrimiento de nuestras conocimiento que permanece en un estado de latencia a la espera de que lo despertemos.
Escrito por ??? a las 23 de Marzo 2004 a las 01:27 PMDesde luego Sócrates tenía mucha razón, el problema no es que tengas ideas, lo cual no pongo en duda (no sería capaz de contradecir a un personaje como él), el problema viene si el estado de latencia se hace permanente: no poder rescatar esas maravillosas ideas fruto del conocimiento. Supongo que a esos momentos de lucidez es a lo que llamamos "inspiración", y lo cierto es que me encantaría que se dieran con más frecuencia de lo habitual
Escrito por bergaes a las 23 de Marzo 2004 a las 08:05 PMHola!!!Me encanta leer todo lo que escribes,tienes la virtud de hacer transmitir tus sentimientos en unas palabras.
TKM wapa!Nos vemos pronto.