Dulce claridad que me despierta de un sueño profundo.
No importa. Estaba cansada de soñar.
Prefiero sentir el calor del sol en mis mejillas y pensar mañana.
O no pensar. ¿Para qué?
Lo que tenga que venir, vendrá.
Tarde o temprano. Da lo mismo.
La luz baña las calles de igual forma cada mañana.
El agua no dejará de enfriarse por mi retraso.
Y si notan mi ausencia, ya será tarde.
Tarde porque estaré harta de esperar.
Tarde porque habré vuelto a soñar.
Tarde porque necesitaré otro rayo de luz para despertar.
Lo importante es que habré soñado despierta,
y tendré suficiente para empezar un nuevo sueño
que conduzca a nuevas metas y nuevas rojeces en mis mejillas.
No estas dormida,
despiertas los sueños,
no piensas que no piensas,
y si el sol te acaricia
por la mañana, o no,
es que no te da lo mismo.
Y tu ausencia será por ausente
y tu presencia será para soñar
que te amaré, te amaré i te amaré
aunque te haya amado otra vez.