No hay llama que se mantenga eterna si el viento no sopla a favor. No hay vela que no se consume al oir los gritos que claman auxilio entre sollozos ahogados.
Ya no hay estrellas que marquen el camino que antes creía andar. Hace tiempo difuminé el Norte entre las brumas del mar.
La luz ya no es luz; la oscuridad oculta los secretos inconfesables nacidos del choque entre la verdad y el escepticismo.
¿Dónde dejé mi brújula?
Creo que ella sola se deslizó de mi bolsillo en señal de protesta. Le pareció una osadía que hiciese caso omiso de sus advertencias sobre la pérdida de rumbo.
Y, ahora, sumida en el caos de la incertidumbre, me cuesta creer que un día supe hacia dónde iba.
A pesar de todo, la debilidad llama a la puerta disfrazada de lágrimas amargas en momentos puntuales. Nunca se marchó: sólo sormitaba pasando inadvertida para atacar sin ser llamada.
¿Débil? Sí; supongo que sí.
Ser de piedra no es la solución. Esquivar los golpes no hará que el próximo se desvíe de su trayectoria.
Aparentar es poner un parche en la herida; aunque imagino que es cuestión de supervivencia.
Tiempo. Tiempo para sumergirse en uno mismo y reconocer la equivocación espontánea, insistiendo en que "prefiero disculparme a pedir permiso".
Si la disculpa me hace aparentar ser débil, pediré disculpas hasta la saciedad, porque sé que aparentar no es lo mio.
Si mis ojos no brillan hoy, míralos mañana; porque el perdón y el olvido van de la mano, y yo tengo muy mala memoria.
Eclipsada por el ocaso de la oportunidad, caes en la cuenta de que el acierto se aprecia mejor cuando has saboreado ya una mirada indiferente en los ojos de demasiadas conversaciones banales.
La nostalgia intenta hacerse paso entre la confusión; pero es arrastrada por reproches, dudas y una seguridad aplastante que se ha forjado a base de despropósitos y lecciones que no pedí, y, tampoco necesito.
El humo ya no es espeso. Me alegro.
Ahora que conozco la melodía, no dejaré de tararearla. Si no suena, pondré otra canción mejor. Y mis ganas de bailar volverán a estar dispuestas, como siempre estuvieron.
Así me gusta, q tu música siga sonando y sigas bailando al son del ritmo de la vida.
Escrito por Emma a las 4 de Agosto 2004 a las 09:45 PM