- Es sobre algo más.
- Bueno, siempre lo es...
- No esta vez.
- ¿Cómo sabes que es diferente?
- Sólo lo sé.
- Si tú lo dices, debe ser.
- No veo la sombra de duda que suele reflejarse en tu cara.
- ¿No? Vaya, estoy perdiendo habilidades. Creo que me cansé de dudar.
- Me alegra, porque lo último que necesito ahora son más dudas de lo habitual.
- Deja el discurso de resignación para luego. Aún no has dicho qué es.
- Realmente no merece la pena perder tiempo en explicaciones.
- ¿Eso crees? Es serio, sino, me lo contarías.
- Déjalo. Dormiré para que mis sueños me susurren la respuesta.
- No está en tus sueños. Pero, aún así, durmamos.