La conversación se da por zanjada, aunque no esté oficialmente concluida.
Las palabras sobran cuando no hay nada coherente que decir. Aunque, últimamente, decimos bastantes paridas... ¡Estúpida incontinencia verbal!!
Quizá el interés por lo desconocido dejó de ser un aliciente.
Puede que, simplemente, tengamos algo mejor que hacer.