Los delirios se unieron al eco hace tiempo, así como los deseos y esperanzas de que se cumplan los más inverosímiles pensamientos.
Y no sabemos cómo pensar ya... Porque entre tantas opiniones desafortunadas y consejos innecesarios de ajenos que, ante un claro gesto de resignación que se escapa a pesar del elevadísimo grado de educación que nos caracteriza, se atreven a juzgar como resueltos los problemas que no son suyos. Con lo cuál, te quedas con una opinión que te es indiferente, un consejo que no seguirías ni aunque fuese la mejor propuesta por el simple hecho de quién lo formuló, y con tu problema, además de las ganas de que alguien sensato, conocido y autorizado por uno mismo a opinar, te guíe hacia "la luz".
Menudo caos...
Como decía Pitágoras:
"Escucha, serás sabio; el comienzo de la sabiduría es el silencio".