26 de Julio 2004

Sentimientos

¿Miedo? ¿Quién dijo miedo?
En nuestra sociedad y habiendo alcanzado cierta edad, es difícil decir libremente "estoy asustado".
No me importa reconocer que me asusta lo que pueda pasar o lo que puedo llegar a ser si no atiendo a razones.
Me asusta sentir más que pensar.
Me asusta decir lo que siento; aunque más me asusta no saber qué siento o qué quiero sentir.
Supongo que a este océano de confusión es a lo que llamamos el caos de la vida.
Y, dicho ésto, añado que, no sólo existo porque pienso, sino también porque siento.

Escrito por berges a las 9:28 PM | Comentarios (4)

13 de Julio 2004

LLUVIA

Llueve en mi, pero tú no te mojas.
Las gotas resbalan por mi rostro, y tú apenas logras ver que el día amaneció nublado.
Sé que lo intentas, pero mi lluvia no cala.
Tu esfuerzo disimulado no acallará los gritos del atronador silencio que se hace entre la multitud.
Y, al salir el sol, veré el arco de sentimientos que afloran con sólo un rayo de luz y una palabra cálida.
La música sonará de nuevo, aunque yo nunca dejé de escucharla.

Escrito por berges a las 9:04 PM | Comentarios (2)

8 de Julio 2004

Facturas

Más allá de las fronteras, hasta donde la vista no alcanza en el horizonte de la mar, existe la línea que marca la diferencia.
Es un pequeño detalle que concede potestad para decidir.
¿Peligroso? Posiblemente.
No te advierte de las consecuencias, no es capaz de predecir el efecto de tu acción o tus palabras.
Y la luz deslumbrante, reflejará las lágrimas que siguen el trayecto de las anteriores, recordando lo inevitable.
Confuso, pero comprensible.
Turbio, y a la vez impoluto.
Quien opine, listo para recibir el pago con la misma moneda.

Escrito por berges a las 9:07 PM | Comentarios (0)

1 de Julio 2004

No existe un límite general, no hay barreras que me detengan si tú las traspasaste antes.
Sin apenas aliento, recobraré las fuerzas para saltar el obstáculo, empujado por las ganas de libertad.
No hay autonomía sin confianza; no hay recuperación sin caída.
Y, obcecada en la victoria, desoiré tus advertencias cegada por la codicia.
El deseo y temor a la derrota me hacen insuperable.
Pero, tranquilo, un día de éstos caeré en la cuenta de mi límite, reconociendo mi error, seguido de tu reproche.
Aunque, como dicen...

"Prefiero disculparme a pedir permiso".

Escrito por berges a las 8:31 PM | Comentarios (0)