Seguir las reglas porque se supone que es lo correcto.
Actuar a expensas de aprobaciones ajenas que no importan lo más mínimo, ya que no ayudan a formar una impresión más clara de uno mismo... Lo tenemos suficientemente claro...
El riesgo de ser juzgado es tan evidente que, si te preocuparas por cada uno de los juicios que se emiten sobre ti al día, defraudarías a tanta gente como palabras surgieran de tu boca.
Reprimimos gestos espontáneos sólo porque nos preocupa cómo le sentará al otro.
¿Opiniones? Aquí opina hasta el apuntador, aunque nadie le invite a hacerlo. Así que... guárdatelas...